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La historia de la empresa Catalá es larga y emocionante. Fabricantes de sederías de 1770, se fundó gracias a José Catalá, que se estableció como un torcedor y tejedor de seda en el barrio de los terciopeleros de Valencia. Le sucedió Pedro Catalá Torres, quien murió prematuramente, continuando el negocio su hijo Rafael Catalá Fayos (1855-1911).
Este último, que había estudiado en Lyon, fue un gran técnico en la fabricación de terciopelos, pañuelos de seda, tejidos para tapicería, brochados, brocateles, damascos, entre otras variedades de géneros. Rafael Catalá es conocido como el que dio el gran impulso y prestigio a la empresa.
Hasta el momento, ya son seis generaciones las que han estado al frente de esta empresa. Últimamente se ha modernizado con telares electrónicos y equipos informáticos para el diseño textil gracias a Alberto Catalá Ruiz de Galarreta, aunque todavía conservan algunos telares antiguos con máquina jacquard para piezas muy exclusivas destinadas, por ejemplo, a trajes regionales y para falleras. Siempre han sido muy cuidadosos en recuperar el archivo histórico que conservan.
Por poner unos ejemplos relativamente recientes y destacables, en su empresa se hicieron las telas del dormitorio de los Kennedy en la casa Blanca, hacia los años sesenta, y las sedas de los vestidos de novia de la infanta Cristina y de la princesa Letizia.
De entre las 17 piezas adquiridas por el Museo Textil destaca un terciopelo pintado por urdimbre manualmente, una obra excepcional tejida en la fábrica de Paiporta a inicios de los años veinte, momento en que la dirigía Rafael Catalá Benlloch.
Del mismo momento y fábrica es un damasco de seda y rayón que conserva la etiqueta de referencia, y como muestra del art déco, destaca un tejido para tapicería, al que se le hicieron unos cortes regulares, prueba de su paso por las aduanas, invalidando cualquier transacción comercial de la muestra.


El Museo también ha adquirido una serie de muestras de seda acompañadas del dibujo original y la puesta en carta de entre 1900 y 1910. Son piezas excepcionales para pañuelos, dibujados por Agustín Esclasans (1862-1938) que se dedicó a la enseñanza en su propia academia especializada en dibujo de tejidos, y por Romà Jubert, ambos de Barcelona.
En el caso que se muestra a continuación (dibujo y tejido), de los años 1930, el tejido se hizo en algodón, probablemente producido en la zona de Murcia.


Con la adquisición de esta pequeña colección, el Museo incrementa su patrimonio con la representación de una empresa histórica de la que sólo conservaba un damasco sin identificar que, gracias a Alberto Catalá, ahora hemos podido documentar.

CDMT Núm. Reg. 8843
© Fotografías CDMT, Quico Ortega