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La Patum es una representación sacro-histórico-popular nacida y derivada de las antiguas representaciones de teatro medieval, que se celebra anualmente en la ciudad de Berga durante la semana de Corpus.
En 2005 fue declarada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y, a partir de aquel momento, se comenzó a pensar en construir la Casa de la Patum, lugar para mostrar la fiesta bergadana. Se abrió al público en noviembre de 2007 pero desde el 10 de julio de 2020 toda la comparsa que integra la Patum se traslada al Convento de Sant Francesc, donde se expone y se almacena.
A partir de 2005 se inician conversaciones entre el Museu Tèxtil y las instituciones de Berga para recuperar una serie de trajes antiguos de las comparsas de la Patum, que durante muchos años habían sido prácticamente olvidados en diversos equipamientos municipales y se inició un proceso de ordenación, clasificación, registro e inventario para saber exactamente qué piezas se habían recuperado y realizar una valoración de su estado de conservación. El resultado fue sorprendente, tanto por la cantidad como por la calidad y antigüedad de algunos de los trajes encontrados.
Se recuperaron seis sombreros y unos cien vestidos correspondientes a todas las comparsas de la fiesta y con una datación aproximada entre finales del siglo XIX y 1990. Cada comparsa tiene sus peculiaridades, desde la indumentaria hasta la música: el Tabal dirige todos los actos de la fiesta; Cristianos y cuatro Turcos que representan la lucha secular entre la Cruz y la Media Luna; la Guita Grossa y la Xica (introducida en 1891) acompañadas por los guitaires; el Águila, la figura más señorial, aristócrata y distinguida que va acompañada de balladors, los cuatro Nans Vells (introducidos en 1853) y los cuatro Nans Nous; la pareja de Gegants Nous y la de Gegants Vells; las Maces, Sant Miquel y el Ángel, escena que simboliza la eterna lucha entre el Bien y el Mal y, finalmente, los vestidores de Plens que sólo actúan por la noche en un auténtico infierno lleno de fuego.
Los factores que han deteriorado los tejidos son tanto intrínsecos, es decir, los propios de la fibra, como extrínsecos, provocados por el entorno. Todas las prendas llegaron con la misma tipología de degradaciones, aunque sobre tejidos muy diversos. Nos encontramos piezas con intervenciones anteriores, para recoser desgarros o parchear agujeros producidos por quemaduras. También observamos gran cantidad de suciedad de diversa tipología, desde manchas de procedencia desconocida hasta quemaduras que todavía no han consumido el tejido; fotodegradación, ya sea por la exposición a la luz o por la acidez del sudor que hace migrar los colores, pliegues y arrugas y daño por biodeterioro, sobre todo en las piezas compuestas por lana.
La mayoría de los tratamientos de restauración han incluido: documentación gráfica y escrita, análisis técnico, de fibras y solubilidad de tintes, limpieza superficial y por inmersión en medio acuoso o con disolventes, humidificación, consolidación y fijación y sistema de almacenaje.
Para la intervención sobre las piezas, se han aplicado los criterios de mínima intervención e indispensable, tratamientos reversibles y que los procesos realizados sean discernibles.
El próximo 3 de marzo, nuestra restauradora Elisabet Cerdà, realizará una ponencia en el congreso “Conservación y restauración del patrimonio etnológico ”OCIGOLONTE” sobre esta intervención en el conjunto de indumentaria antigua de la Patum. Aquí encontraréis todos los detalles de estas jornadas.