Corsés María, también conocida a lo largo de su historia por las marcas Mariver y Pio Vall, fue creada en 1915 por Maria Verdaguer y Pio Vall, con la intención de confeccionar sujetadores y lencería femenina, en una época en que la ropa interior era un objeto privado, hecho a medida por corseteras y modistas.

Maria había estudiado en Barcelona el Sistema Martí, de corte y confección, y junto con su marido empezaron, con una máquina Singer, en el local que había sido el café de sus padres, en la calle Major de Tona. Lo que había sido la sala de baile pronto se llenó de mesas de corte, máquinas de coser, de bordar y de planchar, y el negocio creció a través de representantes que vendían los productos por toda España, Cuba y Filipinas.

Muchas jóvenes del pueblo cosían en el taller, donde se realizaban bragas, enaguas, corsés y sujetadores, cosidos con tejidos producidos en Cataluña, pero también sedas importadas de Francia, que combinaban con encajes, ganchillo y bordados. La calidad de los productos era tan alta que en alguna tienda los vendían como si fueran piezas realizadas en París.

Mariver no solamente destacó por la calidad, sino que también patentó diversas técnicas de patronaje y modelos, entre ellos el “Sostén Globo”. Los cuatro hijos de Maria y Pio se incorporaron a la empresa que, a lo largo de su trayectoria, se fue adaptando a las diversas innovaciones tecnológicas, como la introducción de las fibras sintéticas y la mejora de la maquinaria destinada a la confección. Por otro lado, también supo hacer frente a las necesidades del mercado, y a la confección de lencería íntima se añadió la de batines, colchas bordadas y, posteriormente, indumentaria femenina, destacando en el diseño de blusas.

Sus prendas se vendían en comercios tan conocidos como Almacenes Jorba o la Casa Baltá, y también tenía dos tiendas propias, bajo el nombre Pio Vall, una en Barcelona y otra en Palma de Mallorca.

Pero a pesar de superar la crisis del sector textil de la década de 1970, la deslocalización de empresas y las grandes cadenas de producción de ropa supusieron un duro competidor y la empresa cerró en 1987.

Actualmente Rosa Figueras, profesional del sector textil e historiadora, colabora con el CDMT inventariando y documentando la parte de sujetadores de entre 1916 y 1936, un conjunto de más de 160 piezas que son representativas no solo de la producción de la empresa, sino también de la moda y la confección de la época.