A pesar de que hay algunas referencias anteriores, a partir del siglo XV ya se tienen noticias de artesanos napolitanos que esculpían representaciones de la Natividad con estatuas de medida natural de madera policromada y dorada por iglesias y capillas de la ciudad de Nápoles.
El nacimiento del pesebre napolitano de época barroca se caracteriza por la fuerte teatralidad de la puesta en escena, que no es estática, sino que cada vez aporta más imaginación y donde el artista muestra su personalidad. Las escenas básicas se enriquecerán con elementos del todo laicos, que toman cada vez más relevancia, ya muy alejados del misterio de la Natividad. Las modificaciones y la difusión del pesebre napolitano están fuertemente influenciadas por las vivencias históricas, sociales, artísticas, políticas y económicas de la época. La gran variedad de los trajes, a los cuales cada vez se da mayor importancia, marcan la moda del tiempo, y permiten un mayor número de personajes a partir de pocos maniquíes básicos.
La popularidad de los pesebres napolitanos llega durante el reinado de Borbones con Carlos III, rey de España y de Nápoles, donde la tradición del Belén ya estaba fuertemente arraigada y desde donde el rey la importó a España. La nobleza de aquella época creó la moda de comisionar a los artesanos napolitanos personajes cada vez más especiales y diferentes, tanto, que llegaron a hacer verdaderas competiciones entre ellos para tener el pesebre más bonito.
Los personajes típicos del pesebre actual todavía son los del 1700 a los cuales cada año se añaden algunos nuevos.
El escenario del belén napolitano tiene dos zonas principales muy marcadas una es “la Roca,” donde se sitúa la Natividad dentro de un paisaje de ruinas clásicas, con columnas, capiteles y restos de palacios y la otra es el diversorium donde se sitúa la taberna y a su alrededor se aprecia la vida de la calle y el ambiente del mercado. En esta última hay una tipología estricta pero muy variada de personajes, por ejemplo, los lazzaroni, pedigüeños, heridos y pobres de la calle.
El pesebre napolitano incluye también siempre la anunciación de los pastores, con la figura de Benito dormente, el joven pastor que se pierde la buena nueva, y la llegada de los Reyes, con el máximo de lujo y exotismo.
Otros personajes favoritos son I Musicisti Ottomanni (los músicos Otomanos) que acompañan a los Reyes Magos en el viaje hacia la Natividad y que van vestidos con chaquetas muy decoradas y llevan sus instrumentos musicales. En el pesebre napolitano del Museo Textil también hemos querido destacar el cura, el fornarino (panadero), el cantastorie (narrador de historias), el pescivendolo (pescadero), el burgués, el sciu-sciu (vende lotería y reparte la suerte), el mendicante, el mongol, la circasiana (mujer rica que acompaña el mongol), la contadina (campesina rica), los reyes y los músicos.
El Pesebre napolitano del siglo XXI que se expone al Museo Textil de Terrassa hasta el próximo día 20 de enero es una muestra muy personal de Josep Massagué, donde no faltan los personajes clásicos mezclados con los de propia creación, enmarcados en el siglo actual. Massagué ha vestido cada uno de los casi setenta personajes con fidelidad a los originales y con gran parte de su creación artística, con unos tejidos adecuados a cada personaje, que los hace únicos e irrepetibles, trabajados con una delicadeza extrema. Él mismo ha trabajado toda la escenografía y los complementos que acompañan el pesebre.
Con esta exposición hemos querido también conmemorar el 75 aniversario de la Agrupación de Pesebristas de Terrassa, que este año ha realizado una exposición extraordinaria de cerca de 70 pesebres, algunos de ellos monumentales, que se pueden ver a la parroquia del Santo Espíritu y en la Sala Muncunill hasta el 2 de febrero. Todos estos pesebres son de autores de la agrupación tarrasense. Es la exposición más grande de pesebres, todos de una misma entidad, que se haya hecho nunca en Cataluña.