Cuando pensamos cómo eran los trajes durante la época modernista lo primero que nos imaginamos son señoras muy elegantes con vestidos de seda, sombrillas de encaje y sombreros muy decorados.

La indumentaria modernista que conserva el Museu Tèxtil de Terrassa tiene estas características, pero se trata de vestidos que llevaban un porcentaje muy reducido de la población: las clases acomodadas. Por este motivo han llegado hasta nuestros días, ya que eran piezas muy valoradas y las familias las guardaban de generación en generación.

Pero ¿cómo vestía la mayoría de la población? ¿Qué prendas llevaban los campesinos o los arrieros? ¿Las vendedoras y las cocineras también llevaban las faldas largas hasta los pies?

Con este artículo queremos dar algunas pinceladas sobre la manera de vestir de todas estas profesiones relacionadas con la gastronomía y de las que, desgraciadamente, se conservan pocos ejemplos ya que eran piezas que se utilizaban casi hasta el desgaste. Quien las llevaba no tenía la posibilidad de comprar otras nuevas y cuando ya no se podían utilizar como prendas de vestir, servían para hacer trapos o para remendar otras piezas de indumentaria.

Gracias a diversas fuentes escritas podemos conocer cómo eran los tejidos con los que se realizaban, y la pintura y sobre todo la fotografía han sido testigo de la manera de vestir de ganaderos, criadas, cocineros, etc. Podemos ver cómo los tejidos más utilizados estaban realizados con materias como el algodón, el lino, el cáñamo y también la lana. Estos tejidos eran económicos y más resistentes que los tejidos labrados de seda o los encajes con los que se confeccionaban y adornaban los vestidos de la burguesía. Telas como el paño grueso de lana, la sarga de algodón o el lienzo, se podían lavar a menudo y aguantaban el ritmo de la vida activa y de los trabajos sucios.

A continuación, veremos pieza por pieza como era la indumentaria de los hombres:

- Camisa: era de algodón, de color liso o de rayas y con cuello de tira, porque era más cómodo para trabajar. Las mangas, a menudo se arremangaban para evitar que se ensuciaran. Para proteger esta parte de la camisa, en algunos oficios se utilizaba una manga postiza llamada manguito que se ponía encima de la manga de la camisa y que era de tejido oscuro.

- Chaleco: pieza muy similar a la actual, que en las clases populares se confeccionaba en paño de lana, terciopelo o sarga de algodón, excepto la parte de la espalda, que estaba realizada con un tejido más sencillo, como tafetán de algodón. El chaleco era muy habitual como parte del uniforme de camarero.

- Pantalones: los más habituales estaban confeccionados con tejido de terciopelo o pana de algodón porque eran más resistentes al desgaste. Los colores generalmente eran oscuros.

- Faja: servía principalmente para sujetar y ceñir la cintura y proteger la zona lumbar. Estaba muy indicada en trabajos que requerían fuerza o levantar pesos elevados. Con esta misma función aún forma parte, hoy en día, de la indumentaria de los castellers.

- Blusa: surge a finales del siglo XIX, sobre todo entre los obreros de las fábricas. Era una pieza larga, similar a lo que hoy en día conocemos como bata y estaba confeccionada con tejido de algodón, generalmente de color oscuro, con abertura delante. Era muy amplia y tenía grandes bolsillos. Protegía la camisa y su versatilidad hizo que rápidamente se convirtiera en el uniforme de los arrieros o de algunos vendedores del mercado.

- Chaqueta: era la pieza externa más habitual. De tipo americana, tenía solapas, se abrochaba con botonadura simple o doble y disponía de bolsillos. Generalmente se confeccionaba con paño de lana de color oscuro y se forraba con tejido de algodón o de lino.

- Alpargatas: constituyen el calzado más habitual entre obreros, campesinos, vendedores, etc. Era muy práctico porque servía tanto en invierno, acompañado de calcetines, como en verano. Con suela generalmente de esparto y parte del empeine de tafetán de algodón, lo utilizaban personas que debían estar de pie o caminar durante largas jornadas. Sin embargo, algunos trabajadores como camareros o vendedores llevaban zapatos de piel, como parte de su uniforme.

- Pañuelo: de algodón, a menudo estampado, se llevaba anudado al cuello y tenía varias funciones, la principal era secar el sudor, pero también, cuando hacía calor, se mojaba y servía para refrescarse.

- Gorra: durante esta época la barretina ya había sido reemplazada por esta pieza. Se confeccionaba en tejido de lana o de algodón y tenía visera, de manera que protegía mejor que la barretina la incidencia del sol sobre los ojos.

Estas serían las piezas básicas de indumentaria masculina a las que se pueden añadir otros complementos como el delantal, o también la pajarita que era una tira de tejido que se llevaba bajo el cuello de la camisa y se anudaba delante formando un lazo.

En cuanto a la indumentaria femenina, tal y como establecía la moda de la época de todas las clases sociales, las mujeres tenían que cubrir su cuerpo hasta los pies, excepto el rostro y, en el caso de las mujeres trabajadoras tampoco las manos, a diferencia de las damas burguesas que no salían a la calle sin guantes.

Las piezas que formaban el vestuario femenino eran las siguientes:

- Corsé: pieza interior que se empezaba a llevar desde niñas y que tenía la función principal de afinar la cintura, por lo que estaba fuertemente emballenada. El trabajo en el campo hacía que las mujeres campesinas, aunque la llevaban, no tuviera tantas ballenas y que incluso la llevaran desabrochada en algunos momentos para facilitar su trabajo.

- Blusa: confeccionada en tafetán de algodón tenía cuello alto o de tipo camisero y se abrochaba con botones. Generalmente tenía volumen en la parte de abajo del pecho, para seguir la moda llamada de "pecho de paloma".

- Cuerpo o jubón: ajustado a la cintura, se confeccionaba con paño de lana, terciopelo o pana de algodón. Las mangas seguían las modas de cada época y a finales del siglo XIX tenían mucho volumen en la copa y se las llamaba de jamón, por su forma. A principios del siglo XX, en cambio, eran más ajustadas.

- Falda: larga hasta los pies, confeccionada en paño de lana o tejido de algodón, era ancha y se recogía en pliegues o fruncido en la cintura. Las campesinas a menudo se la remangaban para trabajar en el campo, por lo que mostraban las enaguas, que eran un poco más cortas. Las enaguas las llevaban todas las mujeres, no sólo las campesinas y eran faldas interiores, confeccionadas en tejido de algodón o de lino, que servían para dar volumen a la falda exterior.

- Alpargatas: las mujeres llevaban las mismas alpargatas que los hombres porque eran muy económicas y prácticas. Pero en vez de calzarlas con calcetines las mujeres las llevaban con medias, que generalmente llegaban hasta los muslos. Las campesinas también podían utilizar zuecos, para proteger las alpargatas del barro y la humedad. Algunas trabajadoras del servicio doméstico, sobre todo en casas de familias acomodadas, llevaban zapatos de piel como parte de su uniforme.

- Delantal: tenía la misma función práctica que hoy: proteger la falda de la suciedad. Era una pieza cotidiana entre las vendedoras y trabajadoras del servicio como cocineras o criadas. Incluso también para algunos hombres, como los camareros. Se confeccionaba en tejido de algodón, fácil de lavar y en esa época era una prenda de vestir muy habitual entre las mujeres populares, que no sólo lo utilizaban para faenar.

- Pañuelo de cabeza: generalmente tenía forma triangular, pero podía ser cuadrado y entonces se doblaba en sentido diagonal. Se utilizaba para cubrirse la cabeza, un hecho muy habitual en la época y proteger el pelo y el rostro del sol. Muchas labradoras, además del pañuelo, se cubrían con sombreros de paja.

Algunas criadas también llevaban cofia, las más sencillas eran de tafetán de algodón, pero las había de batista adornada con encajes, según la categoría de la familia donde trabajaban.

- Pañuelo de hombros: tenía forma triangular, las dos puntas se cruzaban sobre el pecho y quedaban fijadas en la cintura de la falda.

Esta es, a grandes rasgos, las prendas con las que vestían las clases populares durante la época modernista. Podemos decir que en toda Cataluña era muy similar, pero podía variar según el clima y el tipo de oficio. Los pastores o los marineros, por ejemplo, utilizaban más prendas de abrigo.

A continuación, podemos ver dos imágenes que ilustran algunos de estos oficios relacionados con la gastronomía. La primera muestra dos camareros con uniforme formado por pantalón, camisa clara con pajarita, chaleco oscuro y delantal blanco, tan largo que casi cubre los pantalones.

Imatge quiosc de refrescos i begudes.


Martí Creus Bassa trabajando en el interior del quiosco de bebidas y refrescos que regentaba.
Autor desconocido, fotografía cortesía de la Sra. Rosa Mª. Andrés i Creus.

En la siguiente imagen mostramos varias trabajadoras del servicio de una casa acomodada, como criadas, cocineras y camareras. Vemos que, a pesar de que sus vestidos son sencillos, casi todas llevan el mismo tipo de conjunto: blusa con cuello camisero, pliegues y frunces delante, falda redonda y delantal. La señora de la izquierda lleva un cuerpo más ajustado y bajo el delantal claro el vestido es negro. Posiblemente sea por su edad o también por su estatus elevado dentro de la jerarquía del servicio doméstico de la casa.

Imatge minyones de ca l’Escudé al carrer del Nord de Terrassa.


Miñonas de ca l’Escudé en la calle del Nord de Terrassa.
Autor desconocido, fotografía cortesía de la Sra. Àngela Martínez i Moreno.

Estas fotografías forman parte del catálogo "Moderníssims!!!", editado en 2005 por el Museu Tèxtil de Terrassa, con motivo de la exposición que se realizó con el mismo nombre y que recogía fotografías de la época de personas en diferentes ámbitos y escenarios. Su puede encontrar en la biblioteca del Museu Tèxtil junto con estos libros que amplían la información de este artículo:

BORAU, Cristina, Cinc-cents anys d'indumentària a Catalunya. Barcelona: Labor, 1992.

GARRICH, Monserrat i VENTOSA, Sílvia, Els vestits populars a Catalunya. Figueres: Brau Edicions, 2014.

SOLER I JIMÉNEZ, Joan (coord.), Moderníssims!!! Terrassa: Centre de Documentació i Museu Tèxtil, 2005.

 

Mercè López Garcia - Conservadora